Las fuentes en las que calma la sed y se refresca la inspiración de
los artistas y de los creadores en general pueden ser de muy diversa índole: la
contemplación de la propia naturaleza y del mundo que nos rodea, la revisión de
obras plásticas ya concebidas, la combinación consciente de ideas diversas, la
música, la literatura en prosa y la poesía, las drogas… Pero existen aún otros
abrevaderos para la inspiración, a los que el hombre ha acudido también desde
tiempos inmemoriales: el mundo del inconsciente, tanto el inconsciente
colectivo, -concepto que acuñó y desarrolló el psiquiatra Jung-, como el
inconsciente personal, que acabó defendiendo Freud. El inconsciente está
latente en nuestra vida casi de manera constante, pero es durante los sueños,
cuando la censura del preconsciente baja la guardia, cuando intenta liberarse
de una manera más directa, adquiriendo formas extrañas que despisten dicha
censura y sean capaces así de aflorar a nuestra consciencia. Estas formas
soñadas (símbolos, arquetipos,…) son las que después, según Freud, requieren
una profunda interpretación.
Las obras de este proyecto
han sido todas ellas extraídas del mundo onírico del autor, del cual lleva un registro
gráfico de pequeños bocetos, y en ocasiones de escritos, desde que comenzó con
la pintura, hace ya muchos años. Algunas de estas imágenes aparecían en sus
sueños formando parte de la propia escena, como objetos “reales” dentro del
propio sueño, pero otras aparecían como obras de arte ya creadas, o bien en
formato de escultura o en formato de pintura, de forma que de una manera muy
profunda el autor siente que esas obras ya existen como tales en el inconsciente, quizás
colectivo, así que tiene la necesidad ineludible de trasladarlas al mundo
físico de la realidad consciente. En las ocasiones en que sus visiones eran
pictóricas, procuraba pasarlas a lienzo, pero en casos como los sueños que han
motivado las obras presentes, cuya tridimensionalidad era evidente, el autor ha
preferido plasmarlas de manera escultórica, sobre todo en el caso especial de
la obra “El sueño de la fuente sonora”, donde además se incorpora la cuarta
dimensión del tiempo, con el movimiento del agua y del mecanismo de percusión,
y el sonido resultante.
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"El sueño de la fuente sonora" |
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"El sueño de la mano" ADQUIRIDO |
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"El sueño del hombre-espino" |
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"El sueño del viaje" ADQUIRIDO |
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"El sueño del árbol-pavo real" |
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