"Pantano de la Cuerda del Pozo" |
Luis Alberto Romero tiene
tan sólo quince años, pero sus inquietudes y creaciones artísticas son las de
una persona adulta. Luis Alberto apenas es conocido en el campo de la pintura soriana,
pero pronto será el foco de atención de pintores, críticos y amantes de la
expresión pictórica.
Desde niño le ha gustado
dibujar. Con el paso de los años y siempre de una forma autodidacta fue
perfeccionando su técnica pasando del lápiz de escuela al de carboncillo, luego
a la acuarela y por último al óleo.
Su pintura está llena de
realismo. Lo que más ha pintado son bodegones consiguiendo obras de auténtica
calidad. Destaca sobre todo en la luminosidad de los reflejos y en la captación
del volumen de limones, pimientos, embutidos y otros alimentos. Y llama
poderosamente la atención su facilidad asombrosa para representar las
rugosidades, corteza y color de las barras y roscas de pan.
También tiene paisajes
entre los que cabe destacar dos cuadros pintados a la orilla del pantano en
tardes nubladas. Las diferentes tonalidades azules del agua y de las nubes
consiguen motivar en el espectador un sentimiento de tranquilidad, armonía y
sosiego interior.
Ángel Almazán de Gracia. Soria Semanal. 1985.
"Cáncer" ADQUIRIDO |
Un pintor muy joven.
Creo que debo exigirme, como presentador y crítico de Luis Alberto Romero, esta primera afirmación: se trata de un pintor muy joven, apenas cumplidos los diecisiete años, y ya expuso a los quince, por primera vez, en la Sala de Caja Soria. Traía entonces sus paisajes y bodegones; pinturas realistas, al modo clásico y, aunque ya había participado en concursos y certámenes de pintura, aquella su primera salida al público tenía claros matices de encuadramiento en las técnicas más tradicionales de pintar. El resultado, a sus quince años, fue de afianzamiento en su decidida vocación artística, y el ensayo de nuevas formas de hacer.
Con ellas viene ahora, el
muy joven pintor soriano, a la Sala de la Caja Rural. De sus veintitantas obras,
mantiene alguna en aquellos sus primeros intentos plásticos. Pero no es esa la
tónica general de esta muestra, sino un notable despliegue de lienzos
figurativos, surrealistas y simbólicos. El simbolismo de los cuadros de Luis
Alberto sería la vitola de esta segunda exposición suya en Soria; o la
expresividad de los símbolos, como nuevo arranque; un intento de composiciones
diversas, en esta línea de personal creatividad. Y él considera que pudiera
quedarse corto en esa búsqueda de lo surrealista.
Otra afirmación precisa es
que se trata de un pintor autodidacta. Algunos títulos de sus cuadros declaran
de manera patente ese mensaje de simbolismos sentimentales, y a veces líricos.
Luis Alberto Romero es un
pintor muy joven, que puede ser muy pronto un valor entre los pintores sorianos.
Miguel Moreno Moreno, Cronista de Soria. 1987.
"No somos nada" ADQUIRIDO |
Siempre es difícil
escribir sobre la obra de un artista, pues es el arte algo tan íntimo y
subjetivo… que su significado se pierde a menudo en los laberintos de la razón.
En la obra de Luis Alberto
se va un pulso entre la realidad y la quimera, entre lo etéreo y lo corpóreo,
lo imaginable y lo imaginado, entre el sueño y el soñador…, que toma forma en
la singular aventura de interpretar el mundo creándolo. Un mundo que es un
océano de sentimientos y emociones en el que naufragan recuerdos y esperanzas,
y se revuelven verdades y mentiras en un universo tal que produce el asombro y
el miedo del pintor, al tiempo que una sensible armonía.
Al contemplarla, su
pintura embriaga. Te transporta en una nube de luces y sombras, de color y
penumbra, a una visión muy especial de la existencia, en la que la sutil poesía
del pincel moldea la inspiración, como el escultor el barro; así Luis Alberto
despierta a la vida el alma que hay en cada cuadro.
La mirada del artista
guarda la inocencia de un niño con sus miedos y fantasmas, a la vez que la
sabiduría de una aprovechada juventud, con sus errores y aciertos. A Luis
Alberto le gusta jugar con los símbolos, medio que en muchas ocasiones utiliza
para expresarse, metáforas con voz propia que gritan su verdad.
Cada trazo es una nota en
la melodía de una canción, es el crecimiento personal de un artista prisionero
de su corazón.
Berta Sanz Aldea. 1995.
"Las calles de la Habana Vieja" ADQUIRIDO |
1985-1995. Una llamada clara y temprana.
Luis Alberto Romero Hernández
nació el 16 de marzo de 1970, en Soria capital. Dibujaba mucho en clase. A los catorce años vio una película
cuyo protagonista era un pintor y decidió probar la técnica maestra: el óleo. Le
gustó.
Poco después conoció el estudio
del pintor Rafael De la Rosa,
quien le proporcionó materiales. Comienza a pintar bodegones, paisajes y figuras, adentrándose
para siempre en el territorio del realismo. En 1985, a los quince años de
edad, realiza su primera exposición individual en Soria capital. Se siente
entonces atraído por la obra de Salvador Dalí y se zambulle en las honduras
misteriosas, y sin embargo transparentes, del surrealismo. Nace aquí la base de
su pintura: la alternancia constante entre el realismo gustosamente aprendido y
su inclinación natural hacia el surrealismo, con un predominio de los colores grises,
insaturados.
A los diecisiete años abandona
los estudios. El único objetivo ya
perfectamente definido en su mente es el de ser pintor profesional, propósito
para el que cuenta con el beneplácito y el apoyo de su familia. Volcado en esa meta,
organiza otras tres exposiciones individuales, participa en una colectiva y
obtiene premios en varios concursos.
No es objeto de este recorrido
sintético por los hitos de la vida del artista el extendernos a otros ámbitos
diferentes del pictórico, pero también significativos. Sin embargo sería
incompleto el esbozo, e injusto el ánimo, de no mencionar al menos que nos
hallamos ante un espíritu inquieto, no sólo artística sino también social,
política y culturalmente. He aquí, desde muy temprana edad, una personalidad
coherente y radical en sus decisiones.
Luis Alberto Romero no ha sido
nunca pusilánime ni perezoso. Ciertamente puede afirmarse que la variedad de
temas que el autor aborda en esta primera etapa, a través de su obra, es
enorme, si bien predominan los interiores y el mundo de los sueños.
En 1995, el artista abandona
Soria.
"El cielo interior" ADQUIRIDO |
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